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Historia de Mérida | Bandera de Yucatán |
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En las tradicionales fiestas que realizaban los ganaderos, ignoramos hace cuanto tiempo, en remembranzas de las clásicas verbenas españolas tuvieron lugar nuestras vaquerías en ocasión de la hiera de las reses y su acostumbrado recuento anual. Allí se bailaban las jaranas, una de las primeras variantes fue "el Torito"
![]() | Luego de un rato de baile, alguien grita "Bomba". Se detiene la orquesta, el baile se interrumpe para que alguno de los actuantes exprese los agudos decires de las "bombas", cuartetas que pueden llegar a ser madrigalescas, descriptivas, satíricas, pero frecuentemente picarescas, donde aflora el innato sentido del humor del yucateco. |
BOMBAS MADRIGALESCAS | BOMBAS QUE DESCRIBEN CIRCUNSTANCIAS EXTERNAS O IMPRESIONES SUBJETIVAS |
En la puerta de tu choza hay sembrado un tamarindo; pero tú eres más hermosa y tu semblante más lindo. | Cuando tú estás zapateando con ritmo tan lindo y tierno parece que estás bordando con los pies tu lindo terno. |
Con tu lindo zapateo que te envidia el mismo suelo, te juro mestiza hermosa, que aplaude Dios desde el cielo. | Tú eres manteca yo soy arroz ¡Qué buena sopa haríamos los dos! |
Tienes los más lindos ojos que en toda mi vida he visto pero me llena de enojos que para ellos yo no existo. | Quisiera ser zapatito de tu diminuto pie, para ver de vez en cuando lo que el zapatito ve. |
Yo quiero que tu mirada encienda esta bomba local y quede luego apagada con esa tu boca letal. | Tus lunares tan graciosos te hacen niña presumir recuerda que sé de uno que a nadie puedo decir. |
Quisiera ser chupaflor muy chiquitico y muy tierno y volar de flor en flor alrededor de tu "terno". | Quisiera ser medallita de tu cadena de oro para estar junto a tu "tuch" y decirte que te adoro |
En todos los países civilizados es costumbre conmemorar el día de difuntos con diversas manifestaciones de duelo que,
católicos así como de otras religiones, dedican a sus deudos muertos.
Estas prácticas se concretan a oraciones, rosarios de ánimas, ofrendas florales y visitas a los panteones. Entre nosotros, en
América, en casi todas partes, se encienden lámparas sobre los sepulcros y hay paseo general de campos santos e iluminan
los lugares donde han enterrado a los muertos.
En Yucatán, entre los indios mayas, se observa una costumbre original que viene desde sus ancestros: costumbre netamente
maya mezclada, después de la conquista, a prácticas piadosas conforme al ritual católico. Obra es ásta, de los franciscanos;
quienes, no pudiendo desarraigar de golpe, en la raza conquistada, sus antiguos ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas
que no se oponían al dogma: como honrar a sus muertos, ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas aromáticas.
Existe, pues, hasta la fecha entre los indígenas mayas, una práctica piadosa que tiene por origen la sagrada veneración que el
indio tiene por sus deudos muertos, a quienes sepultan en el interior de sus hogares.
Historiadores hay y cronistas, como Landa y Cogolludo, que aseguran, -estudiando costumbres de la raza aborigen,- que
entre los mayas no exitían cementerios en sus ciudades. El maya,-dice el cronista-, sepulta sus muertos en su propia morada.
El entierro de sus deudos lo hacía cada habitante a espaldas de su casa, en un recinto o patio libre de malezas y bien barrido,
donde era abierta una fosa y en la misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta cantidad de
masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que pudiera alimentarse mientras reposaba.... Hecho el entierro, colocaban
una señal para identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos metros en cuadro, hecho de varillas o
palos: "coloc-ch". Y en tiempos de la colonia marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro
del cuadro.
Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos cerca, a fin de poderles ofrendar presentes que
consistían en alimentos, frutas y ceras, nació la costumbre de hacer en los días de difuntos los "pibil-uahes" o "mucbilpollos:
vianda en forma de tamales envueltos en hojas de plátano con que obsequian, en esos luctuosos días, a las almas de sus
parientes muertos. De ahí el "Hanal-Pixan", que quiere decir: "banquete de las ánimas".
En las casas y en los campos, colocan los indios jícaras de atole nuevo y cajetes de comida dedicados a los difuntos; y creen
firmemente que, invisibles, descienden las almas a tomar una parte de ella, que es lo que llaman "tomar la gracia".
Es costumbre tradicional en la República, como en todo el mundo, llevar en los días de muertos, ofrendas florales y coronas a
los panteones.
En México, además de estos presentes, fabrican en las pastelerías un pan de harina de trigo, con mucha azúcar encima,
llamado popularmente "Pan de Muerto"; así como que confeccionan calaveras de dulce, bien adornadas, que obsequian a sus
amistades.
En Yucatán, esta costumbre es distinta a la del resto de la República y, quizás, de todo el mundo. Desde el 1o. de noviembre,
día de Todos los Santos, y dedicado a los "chiquitos" (los niños muertos), se confeccionan unos bollos de harina de trigo, en
forma de figurillas de animales y muñecos, para ofrecer a las almas de aquellos. El 2 de noviembre, día de los Muertos,
fabrican los indios unos enormes pasteles redondos, como de treinta centímetros de diámetro, hechos de masa de maíz y
manteca, rellenos de pollo y puerco y condimentados con tomate y chile, que resultan muy sabrosos.... Estas tortas de maíz
envueltas en hojas de plátano, -como tamales-, son cocidos a guisa de barbacoa en un gran hoyo bajo de la tierra, o "pibil-
pollos"; palabra híbrida muy popular,
Además de estos pasteles, entierran en el horno subterráneo, bien calentado con leños y piedras, calabazas grandes, de
preferencia la "dzol", j¡camas, camotes, mazorcas de maíz tierno, (pibinales) y unas tortas de masa y frijoles llamadas: "pibil-
xpelón". Y una vez cocidos estos alimentos y humeantes aún, los depositan en pequeñas mesas, alumbradas con velas de cera,
debajo de los árboles del patio y cerca de las sepulturas de sus familiares; así como sendas jícaras de sabroso "tan-chucua",
atole que fabrican con masa de maíz, cacao, pimienta y anís, a modo de "champurrado".
Estas viandas pasan toda la noche del 1o. al 2 de noviembre, en esos pequeños altares, debajo de los árboles. Y cuando las
almas de los difuntos "han tomado la gracia", los familiares de aquellos meriendan los "mucbilpollos", tómanse el atole y
"pibilnales" entre libaciones de "balch" y otras bebidas embriagantes....
Así termina la ceremonia del "Hanla-Pixán" entre los mayas. Tal es el origen de esta costumbre tradicional entre los yucatecos,
todos, hasta los que estamos lejos de nuestra tierra!.... Y tan arraigada está, que hasta las familias acomodadas, impelidas por
la fuerza de la tradición, confeccionan estas exquisitas tortas, en el Día de los Difuntos, sin practicar la ceremonia india,
naturalmente. Y no es raro ver en Mérida, la víspera del 2 de noviembre, a los criados de las casas, llevando por la calle, en
enormes bandejas, estos ricos pasteles para obserquiar a sus amistades; costumbre de la que, hasta hoy, no ha prescindido
nuestra creciente Colonia Yucateca en la capital
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Glomaroca@yahoo.com
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